La implacable maquinaria del narcotráfico ha alcanzado nuevas cotas de crueldad y desesperación. En un reciente operativo en Culiacán, Sinaloa, autoridades liberaron a un hombre originario de Nuevo León que había sido secuestrado por el Cártel de Sinaloa. ¿Su propósito? Forzarlo a producir fentanilo y reparar una avioneta para sus operaciones ilícitas.
El 5 de octubre, agentes de la Fiscalía General del Estado, en colaboración con la Secretaría de la Defensa Nacional, allanaron una vivienda en la colonia La Lima. Allí, además de rescatar al rehén, descubrieron el fuselaje de una aeronave Cessna 421 en estado de deterioro y equipos industriales presumiblemente destinados a la fabricación de drogas sintéticas.
Este incidente revela la escalofriante realidad de cómo los cárteles expanden sus actividades, secuestrando a profesionales para fortalecer su imperio de muerte. El fentanilo, un opioide sintético 50 veces más potente que la heroína, ha causado innumerables muertes por sobredosis en todo el mundo. Su producción y distribución por parte de organizaciones criminales como el Cártel de Sinaloa representan una amenaza directa a la salud pública y a la seguridad nacional.
Este caso es un llamado urgente a las autoridades y a la sociedad para redoblar esfuerzos en la lucha contra el narcotráfico y proteger a los ciudadanos de caer en las garras de estas organizaciones despiadadas. El fentanilo mata, y su sombra se extiende cada vez más sobre nuestra comunidad.
