La tragedia golpea nuevamente a la infancia en Mexicali. Una niña de tan solo cuatro años, identificada como Kimberly, ha sido diagnosticada con daño cerebral severo tras una intoxicación por fentanilo, un opioide sintético conocido por su letalidad.

El 22 de octubre, Kimberly fue ingresada de emergencia al Hospital General de Mexicali, donde se le diagnosticó envenenamiento por fentanilo. Tras una aparente recuperación, fue puesta bajo el cuidado de familiares designados por el DIF de Baja California. Sin embargo, días después, la pequeña sufrió una recaída con convulsiones intensas que la llevaron de nuevo al hospital. Esta vez, las secuelas fueron devastadoras: daño cerebral irreversible.

Las circunstancias que rodean este caso son alarmantes. Las autoridades sospechan de omisión de cuidados y posible maltrato familiar, pero hasta el momento, no se han realizado detenciones. Este incidente subraya la creciente amenaza que representa el fentanilo, no solo para los adultos, sino también para los más inocentes y vulnerables de nuestra sociedad.

El fentanilo es una droga extremadamente peligrosa. Incluso en dosis mínimas, puede causar la muerte o dejar secuelas irreparables. Su presencia en entornos domésticos pone en riesgo a niños que, por accidente o negligencia, pueden estar expuestos a esta sustancia mortal.​

Es imperativo que como sociedad tomemos conciencia de la gravedad de esta problemática. La protección de nuestros niños debe ser una prioridad absoluta. Las autoridades deben intensificar sus esfuerzos para erradicar el tráfico y consumo de fentanilo, y los ciudadanos debemos estar alerta y educados sobre los peligros que esta droga representa.​

El fentanilo mata. No permitamos que más vidas inocentes sean truncadas por esta epidemia silenciosa.