Los nitacenos, conocidos como ‘superopioides’, son una familia de opioides sintéticos que han generado preocupación a nivel mundial debido a su extrema potencia y letalidad. Estos compuestos pueden ser hasta 40 veces más potentes que el fentanilo, que ya es significativamente más fuerte que la heroína.
Desarrollados inicialmente en la década de 1950 como analgésicos, los nitacenos nunca fueron aprobados para uso médico debido a su peligrosidad y alto potencial adictivo. En los últimos años, han resurgido en el mercado ilegal de drogas, siendo detectados en diversas regiones, incluyendo Estados Unidos, Europa y Australia.
La ONU ha advertido que Europa no está suficientemente preparada para enfrentar la llegada de estos potentes opioides. La disminución en la oferta de heroína, causada por la drástica caída del cultivo de opio en Afganistán tras la prohibición impuesta por los talibanes en 2022, ha abierto espacio para que sustancias sintéticas como los nitacenos ganen terreno en el mercado ilícito.
La facilidad con la que la estructura química de los nitacenos puede ser modificada para eludir controles legales dificulta su detección y combate. Además, su alta potencia implica que incluso dosis muy pequeñas pueden ser mortales, aumentando el riesgo de sobredosis entre los consumidores.
La aparición y rápida propagación de los nitacenos subraya la necesidad urgente de reforzar las estrategias de prevención, detección y tratamiento de adicciones a opioides sintéticos. Es crucial que las autoridades sanitarias y de seguridad adopten medidas proactivas para enfrentar esta nueva amenaza en el panorama de las drogas a nivel global.
