Los Estados de la Federación conservan la extensión y límites que hasta hoy han tenido, siempre que no haya dificultad en cuanto a éstos.
ste artículo es breve pero muy importante. Básicamente dice que cada Estado de México sigue teniendo el mismo tamaño y forma que ya tenía, siempre y cuando no haya algún conflicto o duda sobre sus límites territoriales.
Es como si la Constitución nos dijera: «Mira, no puedes andar cambiando el mapa así nada más porque se te ocurre». Los límites de los estados ya están definidos, y solo si hay un problema —como que dos estados se peleen por una franja de tierra— entonces sí se revisa.
Esto es fundamental para que exista orden y certeza. Imagina que hoy vivieras en Puebla y mañana despertaras siendo de Veracruz solo porque alguien decidió mover la línea. Eso no se puede. El artículo 45 protege la estabilidad territorial de los estados.
Y si llegara a haber un problema con los límites, el siguiente artículo (el 46) explica cómo se puede resolver, siempre por la vía legal y con intervención del Senado o de la Suprema Corte, si es necesario.
