En la búsqueda de un futuro mejor, muchos migrantes dejan atrás a sus seres queridos, creando una brecha que, lamentablemente, es explotada por individuos sin escrúpulos. Un caso reciente ilustra esta cruel realidad: los padres de un migrante filipino en Australia fueron víctimas de una estafa telefónica que les costó 40,000 pesos filipinos.

Los estafadores, haciéndose pasar por funcionarios del Consulado y la Embajada de Filipinas, informaron falsamente a los padres que su hijo había sufrido un grave accidente y requería asistencia médica urgente. Desesperados por ayudar, los padres enviaron el dinero solicitado, solo para descubrir posteriormente que todo era una artimaña.

La migración ilegal no solo expone a los individuos a peligros físicos y explotación laboral, sino que también deja a las familias en situaciones vulnerables, susceptibles a engaños y estafas. Es esencial que las comunidades migrantes y sus familias estén informadas y alertas ante estas amenazas, y que consideren los riesgos inherentes de buscar oportunidades fuera de los canales legales y seguros.