Los derechos o prerrogativas de los ciudadanos se suspenden:
I. Por falta de cumplimiento, sin causa justificada, de cualquiera de las obligaciones que impone el Artículo 36.
II. Por estar sujeto a un proceso criminal por delito que merezca pena corporal.
III. Durante el cumplimiento de una pena corporal.
IV. Por vagancia o ebriedad consuetudinaria, declaradas en los términos que prevenga la ley.
V. Por estar prófugo de la justicia.
VI. Por sentencia ejecutoria que imponga como pena esa suspensión.
El Artículo 38° nos dice que la ciudadanía mexicana no es algo que se pierde fácilmente, pero sí se puede suspender temporalmente si no cumplimos con nuestras responsabilidades o si infringimos la ley. Es decir, puedes seguir siendo mexicano, pero no podrás ejercer tus derechos como ciudadano mientras dure la suspensión.
Por ejemplo, si no cumples con las obligaciones del Artículo 36 (como votar, desempeñar cargos públicos, ser jurado o inscribirte en el padrón electoral) sin una causa justificada, puedes ser sancionado con la suspensión de tus derechos como ciudadano. También se suspende la ciudadanía si estás siendo juzgado por un delito grave, o si ya estás cumpliendo una condena en prisión. Esto tiene lógica: no puedes participar en asuntos públicos mientras estás en una situación penal. Pero en cuanto cumples tu pena, puedes recuperar tus derechos.
Otro caso que menciona este artículo es cuando una persona es declarada vagabunda o alcohólica consuetudinaria (de manera habitual y perjudicial), según lo que establezca la ley. Aunque suene duro, esta medida busca que el ciudadano esté en condiciones de ejercer sus derechos de forma responsable.
Y por supuesto, si estás prófugo de la justicia, es decir, te escondes para evitar un proceso legal, no puedes ejercer tu ciudadanía mientras no enfrentes la ley. También aplica si un juez te impone formalmente una suspensión de derechos como parte de una sentencia. En resumen, el Artículo 38° no castiga, pero pone pausas cuando una persona no está en condiciones de participar activamente en la vida pública, ya sea por irresponsabilidad o por estar involucrada en un proceso legal. La ciudadanía se respeta… pero también se gana con compromiso.
