Es voluntad del pueblo mexicano constituirse en una República representativa, democrática, laica y federal, compuesta por Estados libres y soberanos en todo lo concerniente a su régimen interior, pero unidos en una Federación establecida según los principios de esta ley fundamental.
El Artículo 40° nos dice cómo hemos decidido organizarnos como país. No es algo que pasó de casualidad, sino una decisión consciente del pueblo mexicano. México es, por voluntad propia, una República representativa, democrática, laica y federal. Vamos a desmenuzarlo para que quede clarísimo:
Primero, República significa que no tenemos reyes ni monarcas. Aquí no existen títulos de nobleza ni familias que gobiernan por herencia. Elegimos a nuestros gobernantes de manera periódica y todos los ciudadanos somos iguales ante la ley.
Segundo, representativa quiere decir que no gobernamos todos directamente, sino que elegimos a nuestros representantes —diputados, senadores, presidentes municipales, etc.— para que tomen decisiones en nuestro nombre.
Tercero, democrática significa que el poder viene del pueblo, y que las decisiones importantes deben pasar por procesos donde todos podemos participar, principalmente a través del voto libre y secreto.
Cuarto, laica quiere decir que el gobierno no tiene religión oficial. El Estado debe ser neutral ante todas las creencias religiosas, respetando la libertad de cada quien de creer (o no creer) en lo que quiera.
Y finalmente, federal significa que el país está formado por Estados libres y soberanos, que tienen su propio gobierno y toman sus propias decisiones en asuntos locales, pero todos se unen en una sola Federación bajo las reglas de la Constitución.
En resumen, el Artículo 40° describe la identidad política de México: un país donde el pueblo manda, donde cada persona tiene voz, donde la religión no se impone, y donde los Estados son libres, pero se unen para formar una nación más fuerte.
