El Artículo 1, sin filtros
El Artículo 1 de la Constitución Mexicana deja bien claro desde el principio: en México, todas las personas tienen derechos humanos y nadie se los puede quitar. No importa si esos derechos están en la misma Constitución o en tratados internacionales, el Estado tiene la obligación de garantizarlos. Además, solo en circunstancias excepcionales (como en una emergencia nacional), podrían limitarse, pero siempre bajo reglas claras.
Explicado sin rodeos
Básicamente, este artículo dice que todos en México tenemos derechos y que el gobierno tiene la obligación de hacerlos valer. Si hay dudas sobre cómo aplicar una ley relacionada con los derechos humanos, siempre se debe elegir la interpretación que más beneficie a la persona. Esto significa que si un juez o una autoridad tiene que decidir entre dos formas de aplicar una ley, debe optar por la que garantice más protección.
El Estado no solo protege, también actúa
No basta con que el gobierno respete los derechos humanos, también debe promoverlos, garantizarlos y hacer que se cumplan. Esto implica prevenir violaciones a los derechos humanos, investigarlas si ocurren, castigar a los responsables y reparar los daños causados. Es decir, no solo es cuestión de papel, sino de acciones reales.
Adiós a la esclavitud y a la discriminación
El Artículo 1 prohíbe totalmente la esclavitud en México. Si alguien llega al país en calidad de esclavo, automáticamente es libre y está protegido por las leyes. Además, queda prohibida cualquier forma de discriminación basada en origen étnico o nacional, género, edad, discapacidad, condición social, religión, orientación sexual, estado civil o cualquier otra razón que atente contra la dignidad humana.
¿Por qué es tan importante este artículo?
Este artículo es la base de todos los demás derechos. Es como el «manual de usuario» que nos dice que nadie puede ser tratado como ciudadano de segunda. Nos asegura que si alguna vez alguien nos niega un derecho, tenemos la ley de nuestro lado para exigirlo.
