Voces

¿Es posible que el agua se acabe?

Por: Laura Barranco 

Todos sin excepción vimos el tema del ciclo del agua en laescuela primaria. Hicimos bonitos trabajos en cartulina o maqueta, algunos muy creativos y con ayuda de nuestra mamá, papá o abuelitos. Sin embargo desde esa época ya mal aprendíamos la dinámica lineal y destructiva del agua: Abrir la llave sin preocuparnos de dónde viene, usar el agua, ensuciarla y deshacerse por un caño de ella, pero ¿a dónde se iba y se sigue yendo? 

Quienes son de mi generación, más de cuatro décadas de vida, también recordarán campañas muy afamadas como “Gota a gota el agua se agota” y “Ciérrale”, sin embargo ¿es posible que si no le cerramos el agua realmente se acabe? Estamos en el llamado planeta azul, un 70% es agua, la misma proporción que tiene nuestro cuerpo. 

De ese enorme 70% de agua en el planeta tierra sólo 2.5% es agua dulce. De esa pequeña porción, 75% está congelada en los polos, 30% es subterránea y 0.4% en aguas superficiales y la atmósfera. De ese reducido porcentaje, 67.4% está en lagos de agua dulce, 8.5% en humedales, el resto en el aire, la humedad del suelo y en plantas y animales, incluidos nosotros. 

Y ese porcentaje se reduce aún más si consideramos que 60% de los cuerpos de agua en México (ríos, arroyos, lagos, lagunas, presas) están contaminados. Pese a todo, la naturaleza sola permite que, mediante sus ciclos, el agua dulce se siga generando. 

En nuestra Constitución desde 2012 se estableció que el agua es un derecho humano: “Toda persona tiene derecho al acceso, disposición y saneamiento del agua para consumo personal y doméstico en forma suficiente, salubre, aceptable y asequible…”

Reconocer al agua como un derecho humano fue un gran paso, sin embargo han pasado 12 años desde su reconocimiento constitucional y sigue sin haber una ley que regule y garantice que el agua efectivamente sea un Derecho Humano. 

Por el contrario, la ley vigente, la de Aguas Nacionales ve al vital líquido como una mercancía que puede someterse a concesión a empresas privadas. Fue la que detonó la venta de agua en embaces de pet. Ya estamos acostumbrados a COMPRAR el agua que bebemos. 

La pregunta no es si el agua se acabará, sino cuándo dejaremos de verla como mercancía.