Ningún mexicano por nacimiento podrá ser privado de su nacionalidad.
La nacionalidad mexicana por naturalización se perderá en los casos que la ley lo establezca.
La ciudadanía mexicana se pierde por aceptar títulos nobiliarios de gobiernos extranjeros; prestar servicios oficiales a otro país sin autorización del Congreso; aceptar funciones en gobiernos extranjeros sin permiso, y por no votar sin justificación en elecciones populares.
El Artículo 37° de la Constitución es como un aviso legal que dice: “Tú eres mexicano… pero hay reglas para conservar esa calidad y para no perder ciertos derechos.” La buena noticia es que si naciste en México o eres mexicano por nacimiento, nadie puede quitarte tu nacionalidad. Jamás.
Ahora, si obtuviste la nacionalidad mexicana por naturalización, sí puede perderse si se incumplen ciertas condiciones que marca la ley. Por ejemplo, si ayudas a un país enemigo o actúas contra los intereses de México, podrías perder esa nacionalidad.
También puedes perder tu ciudadanía mexicana (ojo: no tu nacionalidad, sino tu condición de ciudadano activo) si cometes algunas faltas. Por ejemplo, si aceptas un título de nobleza de otro país, como “duque” o “conde”, o si trabajas para otro gobierno sin permiso del Congreso mexicano.
Otra causa de pérdida de la ciudadanía es más común y sencilla: no votar en las elecciones sin una razón válida. Así de claro. No participar en la vida democrática, sin justificación, es motivo suficiente para que te suspendan temporalmente los derechos políticos.
En resumen, el Artículo 37° protege firmemente la nacionalidad por nacimiento, pero también pone límites para quienes no cumplen con su deber cívico o ponen en riesgo la soberanía del país. Porque ser mexicano es un honor… y también una responsabilidad.
